Por Altaf Hussain Wani

    Modi tiene la oportunidad de fomentar la estabilidad regional resolviendo antiguas disputas, incluida la cuestión de Cachemira, crucial para el crecimiento económico y el desarrollo social de la India.

    Narendra Modi ha iniciado oficialmente su tercer mandato como Primer Ministro de India, a pesar de que su partido, el BJP, no alcanzó la mayoría en las recientes elecciones. Este tercer mandato, a diferencia de los anteriores, presenta a Modi un conjunto único de retos y oportunidades, tanto a nivel nacional como internacional.

    Altaf Hussain Wani
    Altaf Hussain Wani

    A diferencia de sus anteriores mandatos, en los que el BJP disfrutó de una clara mayoría, Modi encabeza ahora un gobierno de coalición. Históricamente, los gobiernos de coalición en India han tenido dificultades para aplicar reformas significativas debido a la necesidad de consenso entre diversos aliados políticos. Esta vez, Modi tiene que navegar por un panorama político más complejo, equilibrando las exigencias de los socios de la coalición con la agenda del BJP.

    La presencia de una oposición fuerte, envalentonada por sus recientes logros electorales, aumenta la complejidad. Se espera que la alianza de la oposición, que ha criticado constantemente las tendencias autoritarias y las políticas agresivas de Modi, desafíe enérgicamente al Gobierno en el Parlamento.

    La gestión de estas dinámicas pondrá a prueba el liderazgo y la perspicacia política de Modi. Modi tiene un historial demostrado de trabajo independiente y de hacer las cosas a su manera, por lo que dirigir con éxito un gobierno de coalición sería un juego totalmente nuevo para él.

    El tercer mandato de Modi le sitúa, junto a Pandit Jawaharlal Nehru, como uno de los pocos líderes indios que han ejercido tres mandatos consecutivos como Primer Ministro. Sus partidarios lo celebran como un logro significativo, pero también pone de relieve los aspectos polémicos de su legado.

    Modi ha sido una figura polarizadora. Su papel en los disturbios de Gujarat de 2002 y su asociación con el nacionalismo hindú han suscitado numerosas críticas. En el ámbito nacional, su mandato ha sido testigo del aumento de las tensiones comunales y de políticas controvertidas, como la derogación del artículo 370, la Ley de Enmienda de la Ciudadanía (CAA) y el Registro Nacional de Ciudadanos (NRC).

    Uno de los retos más acuciantes para el tercer mandato de Modi es abordar el historial de derechos humanos de India. El gobierno de Modi ha sido criticado por sus políticas discriminatorias contra las minorías religiosas, que representan alrededor del 30% de la población. Su política mayoritaria ha sido acusada de exacerbar las tensiones comunales y socavar el tejido laico de la India.

    El tercer mandato de Modi ofrece la oportunidad de cambiar esta narrativa. La defensa de la Constitución y la promoción de un enfoque integrador podrían contribuir a mitigar las tensiones religiosas y responder a las críticas sobre su estilo autoritario. Sin embargo, dadas las raíces políticas de Modi en el nacionalismo hindú, un cambio tan fundamental parece poco probable.

    -Desafíos económicos

    El panorama económico de India presenta un reto importante. La tasa de desempleo, que ascendió al 8,1% en abril, plantea un grave problema para los jóvenes del país. Abordar el desempleo es crucial para el crecimiento económico, la estabilidad social y la seguridad política. De lo contrario, podría aumentar la radicalización y el malestar social.

    La disparidad económica, la inflación y la desigualdad también requieren atención urgente. Aunque Modi ha trabajado para situar a India como una potencia mundial en ascenso, el país sigue estando por detrás de sus competidores regionales en varios ámbitos clave. Más del 35% de los indios viven en la pobreza, y una parte significativa de la población sobrevive con menos de 6,85 dólares al día.

    La condición de India como uno de los mayores importadores de armas repercute en sus prioridades económicas. El importante gasto en defensa reduce los recursos disponibles para educación, sanidad y mitigación de la pobreza. Hay que corregir este desequilibrio para fomentar el desarrollo sostenible.

    Varios estados, como Andhra Pradesh, Bihar, Odisha, Bengala Occidental y Telangana, han solicitado un estatuto de categoría especial en virtud del artículo 371 de la Constitución india. El gobierno de coalición podría tener que hacer frente a nuevas demandas de este estatus, sobre todo por parte de partidos aliados como JD(U) en Bihar y el Congreso en Andhra Pradesh.

    El restablecimiento de la condición de Estado para Jammu y Cachemira y la celebración de elecciones a la asamblea en la región también plantean retos importantes. La dinámica política en Cachemira ha cambiado, y la gestión de estos cambios por parte del gobierno será una verdadera prueba para la democracia india.

    -Relación con los vecinos

    Los esfuerzos diplomáticos de Modi se han dirigido a establecer el dominio de India en la región, pero las relaciones con los países vecinos siguen siendo tensas. Los problemas con China, Pakistán y otras naciones fronterizas como Bangladesh, Sri Lanka y Nepal complican la dinámica regional de India.

    Reforzar los lazos diplomáticos y resolver las cuestiones pendientes con estos países es fundamental para la estabilidad regional. La implicación de India en los asuntos internos de sus vecinos ha provocado a menudo tensiones que requieren una gestión cuidadosa.

    El establecimiento de fuertes lazos diplomáticos con los países vecinos, en particular Pakistán y China, sigue siendo un reto crítico. Aunque el gobierno ha expresado su compromiso con las relaciones regionales, la implicación real ha sido lenta.

    Las relaciones de India con Bangladesh, Sri Lanka, Maldivas y Nepal también requieren una gestión cuidadosa para evitar un mayor deterioro. A cada uno de estos países le preocupa la influencia de India en sus asuntos internos.

    Una vecindad pacífica es esencial para el crecimiento económico y el desarrollo social de India. El compromiso con las partes interesadas para resolver disputas de larga data, incluida la cuestión de Cachemira, es vital para la estabilidad y la seguridad regionales. El tercer mandato de Modi ofrece la oportunidad de abordar estos retos y dejar un legado de unidad y progreso.

    Altaf Hussain Wani  es presidente del think tank con sede en Islamabad, Kashmir Institute of International Relations (KIIR).

    (Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen únicamente al autor y no reflejan necesariamente la política editorial ni los puntos de vista de World Geostrategic Insights).

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