Doralys Guerrero
Se entiende la gobernabilidad, en la actualidad, como el grado de cooperación que hay entre el Estado y los demás actores, públicos o privados, en la incidencia pública. Se puede entender como la capacidad que tenga el estado de poder reunir un conjunto de variables favorables, para así llevar a cabo una acción pública con impacto positivo en la comunidad.
Se comienza a hablar de la gobernabilidad en el siglo XV, con los autores de la ilustración; la soberanía del rey debía pasar a un Estado o gobierno, que debía dirigir a las masas. Eran Estados sumamente nacionalistas, pero a diferencia de la monarquía, había representación de diferentes grupos.
Hubo otro cambio después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando nace la necesidad por las preocupaciones de los asuntos tanto nacionales como internacionales. Esto quiere decir que, más allá de poder crear un estado de bienestar a los ciudadanos y los asuntos, también se debían mantener buenas relaciones a nivel internacional, lo que permitiría la creación de proyectos mutuos. Algo sumamente importante en esta visión es que el Estado tiene un carácter “autosuficiente” para sus asuntos internos.
En la actualidad, se ha destruido un poco la visión del Estado autosuficiente, y han emergido diferentes actores, públicos y privados, que han ido adquiriendo poder dentro de la toma de decisiones. Además, con el fenómeno de la globalización, impulsado por el internet y las redes sociales, se debe reconocer que un modelo jerárquico donde el Estado controle todo es obsoleto. Por ello, el concepto de redes en las políticas públicas busca la participación de actores públicos y privados dentro de la formulación y la implementación de las políticas públicas.
La introducción de Internet es una forma de reconocer que la política pública se origina en la interacción entre actores públicos y privados; y que el Estado no es el actor dominante en el proceso de toma de decisiones. Según mi opinión, el concepto de red no representa una nueva perspectiva analítica, sino un cambio político real y que estamos viviendo en muchos países del mundo.
La gobernanza busca explicar los últimos cambios en el papel del gobierno en el contexto complejo de la globalización, la complejidad social, la descentralización del poder político y la pérdida de las características de «autosuficiencia» del país. Estos tres mecanismos siempre conviven, pero la estructura es variable. Sin embargo, la característica de la sociedad actual es que la expansión actual del mecanismo de estratificación no favorece a los otros dos mecanismos, lo que llevó a un avance verdaderamente histórico en la gobernanza social.
La gobernanza de la sociedad civil ha dado lugar a una normativa irrazonable, porque en general se cree que la gobernanza se basa en la confianza y la deliberación, que es más consenso que jerarquía o lógica de mercado, es igualitaria y reproduce los valores inherentes a la sociedad civil.
En segundo lugar, adoptaron una definición estrecha de gobernanza, excluyendo todas las formas de interacción política que no estuvieran organizadas en una red horizontal. Desde este punto de vista, se entiende que la política moderna debería buscar empoderar a organizaciones de la sociedad civil organizada, potenciando sus acciones e incidencias. Hoy en día, en lugar de formular políticas desde los órganos centrales, ejecutivo o legislativo, el proceso de formulación de políticas involucra a múltiples organizaciones públicas y privadas. La creación de redes dentro de las políticas públicas, es una forma de gobernanza que actualmente está emergiendo en mundo, gracias a la interdependencia que hay entre el Estado y los diferentes actores de la sociedad civil organizada.
Por último, adopta una definición amplia de gobernanza al describir mejor la forma actual de gobierno, porque en la práctica, hay muchos centros y niveles de gobierno a nivel local, regional, nacional y supranacional. De igual forma, el Estado incentiva al sector privado y al voluntariado a participar en la prestación de servicios y a adoptar decisiones estratégicas. El estado ya no tiene poder de mando, sino que se basa en el liderazgo, la diplomacia y los mecanismos de negociación.
En Latinoamérica, en los años noventa, los altos niveles de exclusión social obligarían a que los gobiernos y organizaciones internacionales apoyaran políticas sociales, para así reducir la pobreza y disminuir las brechas sociales, priorizando la salud y la educación, así como también otorgando pensiones y beneficios sociales. Dichas iniciativas buscan mejorar la calidad, y dar transparencia a estos procesos. Aunque muchas veces decantó en populismo dentro de los países donde se llevó acabo.
Por tanto, la pobreza se ha convertido en una prioridad en la política de desarrollo de los organismos internacionales, para mejorar la eficiencia de la asistencia social, los recursos públicos deben concentrarse en programas de desarrollo para familias por debajo del umbral de pobreza. Del mismo modo, los participantes fuera del gobierno central también deben participar para aumentar los recursos disponibles. En este sentido, se promueve la gobernanza como la mejor forma de gestión para lograr el interés público.
La nueva política social significa un cambio en la ubicación y la naturaleza de las actividades nacionales, y ha surgido una variedad de nuevas agencias e instituciones paralelas para ayudar a brindar asistencia social y promover la cooperación de la sociedad civil. En programas que busquen el desarrollo social y económico, generando capacidades y oportunidades en la población.
Por lo expuesto anteriormente, y entendiendo que vivimos en una realidad de sociedades, se pudiera afirmar que es imposible que funcione el totalitarismo, es decir, que el Estado ocupe todos los espacios, tanto privados como públicos, no es posible. La gobernanza en redes permite que varios actores puedan ser parte de la incidencia, donde el poder está distribuido, evitando que se acumule en un solo actor. El rol del Estado se encuentra en constante revisión.
Aunque todo este planteamiento esta puesto desde un punto postmoderno, Venezuela aún se encuentra bajo un Estado Soberano, es decir, un Estado “autosuficiente”. Existen diferentes actores: partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, ciudadanos, entre otros; pero en el Estado y sus instituciones es donde recibe la mayor concentración del poder. Se puede deber a tres tipos de problemas o tensiones de los atributos de complejidad, responsabilidad y legitimidad del sistema de gobernanza, que pueden verse reflejado a lo largo de nuestra historia, tanto venezolana como latinoamericana.
Primero, existe una tensión entre la complejidad del proceso de toma de decisiones relacionadas con el sistema de gobernanza y las normas utilizadas para explicar y justificar el gobierno. Desde la perspectiva de los métodos de gobernanza, el Estado parece estar «vacío». En cierto sentido, ha perdido la capacidad de actuar a nivel supranacional y local / regional; al mismo tiempo, esto también significa aumentar los sectores privado y voluntario. Participar en la prestación de servicios y participación en la toma de decisiones estratégicas.
El problema es que el sistema emergente carece de una base normativa sólida, no puede explicar y probar su espacio de valores y ha provocado muchas tensiones. Actualmente, la gobernanza carece de la legitimación y simplificación de los puntos de vista tradicionales. Lo que queda por ver es si la gobernanza adquiere mayor legitimidad y cómo.
En segundo lugar, en el sistema de gobernanza, los problemas de rendición de cuentas antes mencionados son propensos a ocurrir, su manifestación institucional es la desaparición de la frontera entre lo público y lo privado, y esta frontera se refleja. En la multiplicación de entidades voluntarias o industrias terciarias, se les denomina organizaciones voluntarias sin fines de lucro, organizaciones no gubernamentales, empresas comunitarias, cooperativas, cooperativas de ayuda mutua u organizaciones comunitarias. Todos asumen responsabilidades más o menos paralelas con las políticas nacionales, que suelen impulsar a las personas a utilizar mecanismos de «liberalización», como la venta de empresas cotizadas o la subcontratación de servicios.
La dificultad de asignar responsabilidades conduce en última instancia a la incertidumbre entre los actores responsables de la formulación de políticas y los ciudadanos comunes, es decir, quién es y quién no es responsable, lo que puede hacer que las autoridades públicas transfieran responsabilidades a proveedores privados cuando fallan los servicios públicos. De manera similar, cuando se introducen mecanismos de mercado, el establecimiento de responsabilidades se vuelve más problemático. Por ejemplo, no existe una división directa de responsabilidades entre la organización que proporciona / gestiona el servicio (por ejemplo, una empresa de subcontratación privada) y la organización (organización o administración) que diseña / presupuesta / planifica el servicio.
Después de todo, el sistema de gobernanza refleja la tensión entre los nuevos métodos de coordinación y orientación, por un lado, y los canales y medios de responsabilidad política, por el otro. En este sentido, revela claramente que uno de los principales problemas que enfrenta el nuevo concepto de gestión pública es cómo definir un sistema de rendición de cuentas sólido.
El tercer tipo de problema está relacionado con la tensión persistente entre la tentación de evitar el conflicto de la intervención obligatoria o vinculante y las acciones y la aceptación de los participantes dentro de la gobernanza.
Desde la perspectiva de la gobernanza, el comportamiento es siempre un proceso interactivo, porque cualquier actor (ya sea público o privado) no tiene conocimiento, capacidad o recursos suficientes para resolver problemas unilateralmente, porque refleja la existencia inherente de Interdependencia entre fuerzas. La relación entre la institución y los participantes involucrados en tales acciones. La dependencia del poder, por un lado, significa que para lograr los objetivos, las organizaciones deben intercambiar recursos y acordar objetivos comunes; por otro lado, el resultado del intercambio depende no solo de los recursos de los participantes, sino también de las reglas. El trasfondo de los juegos y la comunicación. Aunque una organización puede dominar un proceso de intercambio particular, ninguna organización puede monopolizar el proceso global de toma de decisiones.
En conclusión, cabe señalar que aunque los funcionarios y / o líderes públicos establezcan tareas adecuadas de coordinación, orientación e integración con la red, el sistema de gobernanza puede fallar por tensiones y problemas en las organizaciones sociales. En este sentido, los errores de los líderes, la diferencia de tiempo y visión entre los socios clave y la gravedad de los conflictos sociales que deben enfrentar pueden sentar las bases de las fallas de gobernabilidad.
(Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de World Geostrategic Insights)
Foto: APC (Capacitación a comunidades indígenas latinoamericanas para desarrollar sus propias redes de comunicación y radiodifusión)