Autor: Gustavo Alberto Manzo Ugas (Abogado y Profesor Universitario de Derecho Constitucional, Política, Filosofía. Caracas, Venezuela)

    Recientemente y desde una visión global puede observarse un retroceso de las democracias en diferentes continentes y algunos procesos democráticos comienzan su deriva autoritaria, autocrática y en casos totalitaria a partir del debilitamiento del Estado, o del trastocamiento de sus  bases fundamentales.

    En otros casos es verificable de primera vista que de manera intencional el camino autoritario hacia la no democracia, comienza  con un conjunto de acciones que buscan “un cambio de sistema”, terminando por enervar los elementos estructurales de la democracia.

    Una imagen que puede verse hoy son las migraciones masivas que generalmente se dan en estos estados, como por ejemplo Siria, en los cuales existía democracia y ya no, en los cuales se da un fenómeno que es necesario definir con precisión y este concepto y  además presenta una utilidad práctica con miras a que ese Estado recupere el nivel de vida de sus habitantes y sus estándares democráticos y pudiendo clarificar que tan avanzado está el autoritarismo.

    Uno de los fenómenos que en la Geopolítica se utilizan para explicar estos países que permanecen sin democracia  y que además producen situaciones de catástrofes humanitarias son los Estados fallidos, estados débiles y estado forajidos.

    Una segunda idea sobre el punto pero en un sentido diferente está en la catalogación de situaciones intermedias, denominadas “autoritarismos competitivos” (un Estado y un gobierno que no están fuera de la democracia por completo) y que no poseen una definición clara que permita tipificar los hechos de manera apropiada.

    Esta falta de tipificación crea espacios para los autócratas, autoritarios y les permite ganar terreno en sus acciones que siempre buscan la degeneración institucional y la imposición de la voluntad única. Allí podemos ubicar los denominados “autoritarismos competitivos”, que han surgido para catalogar esas zonas grises entre democracia y no democracia.

    Una tercera y última idea proviene del camino que ha recurrido el derecho constitucional  aparejado a la forma como ha cambiado el concepto del poder y de la soberanía. Sin embargo como un hecho que ha ocurrido en paralelo a esta imagen expresada, los derechos humanos han tomado una importancia superlativa luego de la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, el proceso de independencia de los Estados Unidos y en el siglo veinte con el surgimiento de organismos mundiales, regionales  y continentales que buscan su protección.

    Los estudiosos de la Ciencia Política y el Derecho ubican como precursores del término Estado fallido a Gerald Helman, y Ratner Steven en un artículo intitulado “Saving Failed States”, de la revista  Foreign Policy en 1993.

    Otros doctrinarios  relacionan la aparición de este vocablo a la política estadounidense que buscaba controlar los numerosos autoritarismos observados en la segunda mitad del siglo XX en el continente africano, latinoamérica y Europa del Este.

    Cualquiera que sea el enfoque que se utilice para dar una definición de Estado fallido debe apuntar en varias direcciones, entendiendo que una falla del Estado obedece a diferentes causas y por esto la necesidad de afinar la óptica.

    Observemos algunas definiciones

    • Estado Fallido tradicional: aquel en el cual la soberanía no es ejercida totalmente en el territorio de ese estado, con movimientos insurgentes presentes que controlan espacios importantes y en la cuales no está presente en la práctica ni la Constitución del Estado, ni el poder de sus órganos. (en este caso la falla proviene del Estado)
    • Estado fallido moderno: Seria aquél en el cual se incumplen las funciones elementales básicas del Estado, seguridad personal, salud, alimentación educación, propiedad, transito, comunicación, desarrollo económico etc.  (en este caso la falla proviene igualmente del Estado)
    • Estado Fallido/Incumplimiento de Contrato Social: Esta definición que es propia de una investigación en curso implicaría que la falla del Estado no se debe en exclusiva a la estructura estatal sino que en el elemento “pueblo”, que pudiera bien ser entendido también como “ciudadanía” incumple también sus obligaciones y esto lleva al Estado a su falla estructural, . (por supuesto esto último se trata de una hipótesis y su investigación en pleno desarrollo pero permite recordar que Hannah Arendt en una de sus obras más importantesalgún momento sostuvo la existencia de cierto nivel de anuencia del pueblo de Israel en su propio holocausto)

    En cualquiera de las definiciones mencionadas es posible observar  una situación de caos generalizado que llevaría al Estado a la usencia de todo orden.

    La 3 definición provendría del campo del Derecho ya que implica el incumplimiento de las obligaciones principales del Estado, agregando además que estas obligaciones forman parte del denominado Contrato Social y el incumplimiento de la obligación del ciudadano con su anuencia y pasividad frente al proyecto no democrático e cuyo caso el incumplimiento  conllevaría la ruptura del contrato (Constitución, pacto social).

    Un Estado débil sería aquel en el cual no ha ocurrido la ruptura de esta carta fundacional pero que se acerca de manera peligrosa a ello.

    Y el Estado forajido implicaría una voluntad deliberada de violar sus obligaciones tanto internas como externas (derecho Internacional) por parte del Estado.

    La solución a estas patologías estudiadas estaría acudiendo a órganos internacionales que pueden actuar sobre las fallas, hecho imposible, pues no existe manera de imponer decisiones de organismos jurisdiccionales internacionales que protegen derechos humanos a los estados con estas anomalías.

    En latinoamérica están presentes en los índices de Estado fallido en: Nicaragua, Venezuela y Cuba igualmente, así como en Siria, por supuesto en África con muchos años siendo Estado fallido están Somalia y el caso de Yemen (Lista de Estados fallidos).

    Evidentemente que un Estado fallido trae consigo grandes sufrimientos para su pueblo porque implica hambrunas, caos y desorden, problemas económicos de todo tipo, grandes desplazamientos humanos, diáspora éxodo. Por esos los esfuerzos de investigadores y académicos esforzados en perfeccionar los índices que determinan la calidad de la función estadal y cuando un estado lleva el camino de la debilidad o fragilidad.

    Foto: AFP

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