Por: Cristhian Hugo Gutiérrez De la Cruz
La literatura, el derecho y las políticas públicas suelen tener más en común de lo que a prima facie podrían aparentar, en la medida que todas ellas abordan el comportamiento humano y social en alguna u otra medida, es así que el poeta Homero nos refería que luego de los largos diez años que supuso a los griegos vencer en Troya, el héroe de tal hazaña, Odiseo en un acto de soberbia y vanidad manifestó a los mismos dioses que el triunfo se debía a su ingenio y aguda inteligencia al idear ocultar a su ejército dentro de un caballo en la historia por todos ya conocida, pero lo que no es tan conocido, es el hecho que por esta actitud, Poseidón dios de los mares, lo condenó a vagar en el desierto hostil que supone los océanos, sin jamás llegar a su destino en Ítaca, sobreviviendo a una serie de peligros y aventuras, de la cual merece especial atención una en particular, pues al pasar cerca a una isla, tenía que taparse los oídos con cera, y amarrarse al mástil de su embarcación, para no caer en los cantos seductores de las sirenas, pues de oír su dulce canto, la perdición suya y de su tripulación estaría echada, debido a que estos seres mitológicos con sus cantos y encantos atraían a fascinados navegantes, que luego eran devorados sin piedad, sabiendo de ello, Odiseo en un acto de prudencia, ordenó ser amarrado para no caer en dicha fatal tentación.
Los cantos de sirena y las políticas públicas
En un Estado de Derecho que se aprecie de constitucional el encargado de diseñar, elaborar, ejecutar y supervisar las políticas públicas es el Poder Ejecutivo, cuya conducción recae sobre el Presidente de la República, el cual por mandato constitucional dirige la política nacional del Estado, en ese orden de ideas, para lograr efectividad y eficiencia en la toma de decisiones, la tarea recae sobre ministros de Estado, los cuales son responsables políticamente de las decisiones que tome el Gobierno sobre cada uno de los sectores; sin embargo, el gobierno y los ministros suelen ser seducidos y otras veces maniatados por diversos grupos de presión que influyen en una u otra medida en la toma de decisiones públicas, que en la mayoría de las ocasiones tienen como fin y consigna el beneficio de cierto grupo de interés, así Max Weber entendía que estos grupos de presión utilizarán los mecanismos y cuotas de poder que tengan a la mano para influir en la toma de decisiones de estos funcionarios públicos (1), así los grupos empresariales, sindicatos, medios de comunicación, colegios profesionales, entre otros buscarán influir en las políticas públicas que desarrolle el Ejecutivo, lo que per se no es malo, pues responde a las dinámicas sociales de ciertos grupos (trabajadores, estudiantes, etc.), lo verdaderamente peligroso es que el gobierno, al igual que los navegantes de la antigua Grecia, terminen siendo arrastrados y devorados por la voluntad e interés ciertos grupos, dejando de lado la toma de decisiones para el bien común de la sociedad, pues desde que el momento en que el Poder Ejecutivo muestra señales de debilidad ante los grupos de presión, el margen de gobernabilidad y manejo de la conducción política Estatal, en palabras del profesor Giovanni Sartori (2) se irá reduciendo, de tal forma que al final de su periodo de gestión, no gobernará el presidente que ha sido escogido democráticamente en las urnas por voluntad popular, sino los grupos de presión y poder que ejercen dominio y temor sobre el gobernante (y este temor va desde portadas y titulares contrarios al gobierno, hasta el chantaje en la denuncia pública en un acto de corrupción en las altas esferas del poder del Ejecutivo), generando así un circulo perverso en donde el gobernante secuestrado por ciertos grupos, termina gobernando para sus intereses, y no para el bien común por el cual fue elegido en un sistema democrático, prueba de ello son los diferentes gobiernos latinoamericanos que al final de sus mandatos terminan siendo meras marionetas y títeres de las elites políticas y económicas de sus países, engendrando con ello descrédito, impunidad y corrupción.
La Constitución y las Políticas Públicas
Muchos constitucionalistas piensan erradamente que el estudio de la Constitución como norma política orientadora de la sociedad inicia y termina en el desarrollo y fundamentación de los derechos que dicha carta jurídica otorga (3); sin embargo, se suele olvidar que la Constitución no solo es parte dogmática, sino que también diseña, estructura y limita el ejercicio poder político, por lo que suele llamarse a esta Constitución parte orgánica, la cual es tan o más importante que su contraparte, pues si pudiéramos definir al derecho constitucional en tres palabras, estas serían el control del poder, en ese orden de ideas, la Constitución Política en cuanto constitución orgánica no es más que un plan programático elaborado por el constituyente que contiene una serie de directrices y lineamientos de lo que se espera que el Estado sea y deba ser, por ello cuando la Constitución es entendida como un gran plano programático de una construcción deontológica, deja de ser tan solo un catálogo de derechos para convertirse también una guía programática para gobernar, y para ello el presidente de la República o quien haga sus veces, al igual que Odiseo, deberá sujetarse, es decir, gobernar desde la Constitución, situación fáctica que diferenciaría a un Estadista de un gobernante, pues mientras el primero entiende y comprende que la Constitución es un instrumento programático para el buen gobierno, para el segundo, que suele ser guiado por cantos de sirena de la opinión pública y los grupos de presión (4), termina siendo devorado, paradójicamente, por grupos que pretendía favorecer, y la historia está plagada de odiseos náufragos.
Foto Créditos: Ulises y las Sirenas. James Draper (1909)
BIBLIOGRAFÍA
1 – ECONOMÍA Y SOCIEDAD. Max Weber. Fondo de Cultura Económica. 2da Edición, España, 2002.
2 – INGENIERÍA CONSTITUCIONAL COMPARADA. Giovanni Sartori, Fondo de Cultura Económica, México, 1994.
3 – LA ARGUMENTACIÓN EN EL DERECHO. Marina Gascón y Alonso García, Palestra Editores, Lima, 3 era Edición, 2016.
4 – LOS ESPEJISMOS DE LA DEMOCRACIA. Martín Tanaka, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1998.
AUTHOR: CRISTHIAN HUGO GUTIÉRREZ DE LA CRUZ (Bachiller en ciencia política por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima -Perú), Licenciado en ciencia política por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima – Perú), Maestro en gestión de políticas públicas por la Universidad Nacional Federico Villarreal (Lima – Perú), Candidato a doctor en filosofía en la especialidad de filosofía política – ética por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima – Perú), Especialista en derechos humanos y políticas públicas)
(Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de World Geostrategic Insights)