Felipe A. Galvis Castro (Phd, profesor de derecho internacional y derechos humanos)

    En Arrival (la película de Denis Villeneuve lanzada en 2016) gobiernos y comunidad científica se encuentran ante la necesidad de descifrar un mensaje, una pregunta, que puede representar un reto compartido, una amenaza existencial o una oportunidad para toda la humanidad.

    Felipe Galvis Castro
    Felipe A. Galvis Castro

    Los oficiales de cada país reciben información parcial, que sólo cobra sentido si es compartida y constatada con la obtenida por sus pares de otras naciones.

    A pesar de los esfuerzos de los científicos, la distancia política y las divisiones entre gobiernos altamente personalistas llevan a un rompimiento del diálogo, que afecta las posibilidades de contar con una apuesta en común y con una solución conjunta al interrogante.

    La gobernanza global se supone que constituye un medio de solución para ese tipo de cuestiones. En ausencia de un gobierno global (por demás indeseable), agencias estatales, organizaciones internacionales y actores privados de todo orden se articulan en redes para dar respuesta a desafíos compartidos y encontrar soluciones convergentes. Como ha observado Anne-Marie Slaughter, la gobernanza global se presenta como un esfuerzo de organización colectiva menos amenazante y coercitivo, idealmente más democrático y colaborativo.

    El estado actual de la respuesta a la pandemia de la Covid-19 revela los alcances, las posibilidades y los límites de ese tipo de aproximación bien entrado ya el siglo XXI. Mientras que los líderes políticos de algunos países persisten en viejas disputas, atribuyen con ligereza responsabilidades e insisten en divisiones, la comunidad científica le apuesta a la cooperación, a compartir la información existente y a aunar esfuerzos para responder a los interrogantes que nos presenta esta crisis de salud pública.

    En cuanto a lo primero, el presidente Trump ha escalado el tono para anunciar que EE.UU. podría prescindir de toda relación con China, su Secretario de Estado Mike Pompeo acusa a científicos de este país de causar la pandemia, al tiempo que varios gobiernos critican a China y a la OMS en el marco de su asamblea general (una organización mal financiada debido al desinterés de los mismos Estados). Respecto a lo segundo, los científicos trabajan de forma silenciosa y mancomunada para tratar de entender el virus SARS-COV-2, comprender el síndrome que genera y hallar una vacuna entre las más de 100 candidatas. Estos esfuerzos empiezan a dar resultados más pronto de lo imaginado, al punto que en julio empezarían las pruebas en humanos para identificar una vacuna.

    Desafortunadamente, lo que ocurre al más alto nivel político tiene consecuencias en el ámbito científico. Peter Daszak es uno de los más importantes ecólogos de enfermedades y rastrea con su equipo el origen de los virus, al punto que los “caza” en cuevas de murciélagos mediante la toma de muestras. Es el presidente de Ecohealth Alliance, un proyecto que se ocupa del origen de las pandemias y tiene beneficios globales.

    Daszak ha trabajado de forma articulada, entre otros, con el Instituto de Virología de Wuhan por más de 15 años, en un diálogo que ha trascendido cualquier diferencia geopolítica. Pues Daszak se quejaba hace un par de semanas de la forma en que la politización de la pandemia, la difusión de teorías conspirativas y los señalamientos contra China han impedido un mayor acceso a información. Afirmaba que en un comienzo las autoridades chinas entregaron al resto de la comunidad científica todos los datos disponibles sobre el brote inicial del SARS-COV-2, de la manera “más rápida y completa posible”, pero que los ataques desde occidente habían alterado las condiciones del diálogo.

    Incluso, recientemente la labor de Daszak se ha visto afectada de manera más directa. Matt Gaetz, un congresista republicano que apoya al gobierno de Donald Trump, manifestó irresponsablemente en una cadena nacional que el Instituto de Virología de Wuhan causó la pandemia y agregó que el Instituto Nacional de Salud de los EE.UU. lo ha financiado con 3.4 millones de dólares desde la administración de Barack Obama.

    El verdadero destinario de esos recursos ha sido el proyecto de Daszak. Medios estadounidenses registran que, a propósito de esta afirmación, la Casa Blanca decidió eliminar cualquier tipo de fondos que se dirijan a esa área. Esta determinación, basada en fake news y teorías conspirativas, ha tenido entonces como víctima directa el proyecto Ecohealth Alliance de Peter Daszak y podría afectar investigaciones de alcance mundial sobre prevención de pandemias que lidera esa iniciativa.

    Ante retos compartidos, un diálogo científico global es imperativo. Las políticas de la pandemia no deben amenazar la posibilidad de responder colectivamente ante este tipo de crisis. Si los medios de la gobernanza global van a tener algún éxito en este siglo, como se ha afirmado insistentemente desde la década de los 90s, es necesario inmunizar los esfuerzos de oficiales y científicos comprometidos en un intercambio global, frente a la amenaza que suponen las disputas políticas y las contiendas nacionalistas.

    Autor: Felipe A. Galvis Castro (Profesor de derecho constitucional, investigación jurídica y derecho internacional – Universidad del Rosario – Colombia)

    (Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de World Geostrategic Insights)

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